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domingo, 19 de octubre de 2014

194 Martes de Radio


La Crónica deportiva 14 de Octubre de 2014


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“IDOLOS ARGENTOS”




La crónica de la revista El Gráfico, escrita por Osvaldo Ardizzone corresponde al histórico 3-0 conseguido por Argentina frente a Brasil, en el propio patio de su casa, el 3 de junio de 1964. Aquella victoria fue la segunda de una serie de tres que les permitirían a los nuestros conquistar la Copa de las Naciones, el trofeo continental más importante que Argentina pudo ostentar hasta la obtención del Mundial 78.


Brasil andaba con ganas de festejar. La Confederación Brasileña de Deportes cumplía 50 años; su Selección de fútbol llevaba apenas 2 del bicampeonato mundial conseguido en Chile. Entonces armó un cuadrangular de jerarquía. Fueron invitados Inglaterra, Portugal e Italia. Los dos primeros serían protagonistas en la Copa del Mundo siguiente: uno campeón y el otro, tercero. Italia declinó la invitación sobre la hora y La respuesta estaba cantada: al vecino del sur. Total, está cerca, no se va a negar, le metemos un poco de picante al asunto con la rivalidad y además viene de capa caída: eliminado en primera ronda en los últimos dos Mundiales.


El entrenador era José María Minella, no viajó ningún preparador físico y Valentín Suárez, dirigente de AFA y Banfield, encabezó la delegación y también asesoró al técnico en la convocatoria de jugadores y en la táctica de ciertos partidos.

A la hora de discutir los premios, los futbolistas sólo querían una cifra por participar. No les interesaba otra cosa. “Ni discutimos los premios –recuerda Antonio Rattín, referente de ese equipo-, para nosotros era nada más que un pago por viajar, porque la mayoría se veía en el cuarto puesto. Y en eso tengo que valorar lo que fue Valentín Suárez como dirigente y como persona. El nos aseguró: ‘nada de cuarto puesto, ustedes van a ganar el campeonato, se los aseguro yo”. Nadie le creyó.

“Se habían juntado apenas unos días antes, casi desahuciados por la crítica, y así partieron, con un par de picados encima, con la casi total indiferencia de la gente que, además, les adjudicaba un final poco menos que cercano a la catástrofe”, evocó Ardizzone a 20 años de la conquista, con el 1-6 ante
Checoslovaquia del Mundial 58 aún fresco. De hecho, se disputó una fecha de campeonato unos días antes de la partida y se lesionaron Federico Sacchi y Silvio Marzolini, y no pudieron viajar. Se citó de urgencia a José Varacka, que se sumó al avión sin haber entrenado nunca con sus compañeros. El resto, tampoco se conocía de memoria: apenas acumulaban tres prácticas juntos.


“El primer entrenamiento –revive Rattín- lo hicimos en cancha de Botafogo. Minella nos reunió en medio del campo y nos dijo: ‘muchachos, hagan como en su club, muévanse como saben’. Unos corrían, otros saltaban, algunos hacían ejercicios sobre el piso... Parecíamos chicos jugando en una plaza”. Las redes sociales se hubieran prendido fuego con esas fotos. Minella se sinceró luego: “Hice un plan de trabajo para cumplir decorosamente como lo hace todo equipo que se cree inferior”.


El cronograma de partidos para la Selección indicaba: 31 de mayo en el Maracaná frente a Portugal; tres días después ante Brasil en San Pablo y tres más tarde el cierre con Inglaterra, en el Maracaná. Brasil arrancó con todo frente a Inglaterra (5-1), como para avisarle al resto que organizaba la Copa con el único objetivo de ganarla. En el cierre también pasaría por encima a Portugal (4-1). En el medio, le quedaba apenas un trámite por cumplir.

El debut fue ante Portugal, cuya base era el Benfica bicampeón de la Copa de Campeones de Europa 1961 y 62, con Eusebio como figura rutilante. Argentina se refugió cerca de Amadeo Carrizo. El 2-0, con goles del Tanque Rojas y Rendo, no alcanzó para acallar las críticas. “Argentina enfrentó a su propio temor”, tituló El Gráfico. “Portugal: 70 minutos con la pelota pero sin ideas”, continuó la bajada. Los primeros párrafos del comentario nos permiten terminar de entender el panorama: “Si el triunfo conseguido frente a Portugal sirve para fortalecer anímicamente al plantel de la AFA, entonces sí, el 2 a 0 tiene valor. Tiene proyección. Ahora, si sólo sirviera para inducirnos a persistir en la línea técnico-táctica-espiritual con que los nuestros plantearon el partido, mucho me temo que el futuro llegue cargado de desengaños y decepciones. Como tantas otras veces...”. Como se observa, la autoestima futbolera andaba por el subsuelo.


NOCHE SOÑADA
Después del triunfo inicial, la delegación viajó en micro de Río a San Pablo. En el camino, Minella hizo bajar a los suplentes con la consigna de “correr un poco para desentumecer los músculos”. Trotaron 10 kilómetros.

El equipo base lo integraban Amadeo Carrizo; Simeone, Ramos Delgado, Varacka y Vieytez; Rendo, Rattín y Bielli; Onega, Prospitti y Rojas.

Desde el Maracanazo de 1950, Brasil había disputado 35 partidos en su tierra y sólo había perdido ante Argentina. Y en 3 ocasiones.

La noche en que el pibe Messiano fué retirado en camilla despues de aquel furibundo e impotente cabezaso de Pelé por su marca estampilla. El partido debía continuar. Rattín se acercó al bancO y le pidió al entrenador, sin taparse la boca con las manos para evitar que se le leyeran los labios: “Ponga al pibe Telch, que del Negro me encargo yo”. El Negro era Pelé; el pibe Telch tenía 20 años, estaba haciendo el servicio militar y debutaba INternacionalmente. El Pibe Telch era joven, tenía hambre.


“Yo ni pensaba entrar –aceptaría 40 años después la Oveja Telch- tanto que estaba en medias, con los botines a un costado y aparte me estaba comiendo un pancho. De pronto veo que Minella me llama y me apura para ingresar. Me puse los botines rajando y bueno, después hice lo que me dijeron: que jugara libre, pero bien arriba”. ¿De dónde habrá sacado el pancho Telch?, es la gran pregunta. ¿Lo venderían adentro del campo de juego?

Lo cierto es que Telch entró a jugar muy suelto y convirtió dos goles esa noche, los únicos dos que registra en su historial con la Selección. Mientras tanto, Rattín se le acercó a Pelé, a quien ya había enfrentado más de una vez. “Con pelota sí, pero sin pelota no, ¿estamos?”, le advirtió Pelé, todavía molesto por la persecución de Mesiano. “No te preocupes: sin pelota, nada, pero con pelota te reviento”, le retrucó el Rata, que no era de asustarse en la bravas. Pelé desapareció del partido. Incluso no quiso patear el penal inventado que le dieron a su equipo sobre el final. Estaba mal por lo que le había hecho a Mesiano. 


Para el título faltaba un esfuerzo más. Con el empate ante Inglaterra alcanzaba, pero los nuestros vencieron por 1-0 con gol de Rojas. Argentina campeón invicto y sin goles en contra. Fue un mazazo durísimo de absorber para los campeones del mundo. Los relojes de oro destinados a los ganadores terminaron en las muñecas de los futbolistas brasileños: ya tenían los apellidos grabados con anterioridad. “A nosotros nos dieron unas biromes de porquería con la inscripción ‘Taça das Naciones’, una vergüenza”, cierra el recuerdo Rattín.

El Oveja, apodado así por su pelo enrulado, debutó con la azulgrana 1962. La mayor parte de la carrera de Telch, fue en el Ciclón, donde jugó hasta 1975. En ese lapso, disputó 415 partidos.Anotó 28 goles y ganó cuatro campeonatos: el Metropolitano de 1968, el Metropolitano y el Nacional de 1972 y el Nacional 1974.

Junto al Loco Doval, el Nano Areán, el Manco Casita, y el Bambino Veira, Telch surgió de las inferiores y se consolidó en San Lorenzo, al conformar aquel mítico equipo de los Carasucias. Ese equipo dio paso a Los Matadores, primer campeón invicto del fútbol argentino, en el 68. De ese plantel fueron parte Carlos Buticce, Sergio Villar, Alberto Rendo, Miguel Tojo, José Albrecht, Rodolfo Fischer y Carlos Veglio.


A Telch, sus últimos partidos como jugador lo hallaron en Santa Fe. Allí, jugo para Unión entre 1976 y 1979 y se retiró en Colón, un año luego.

Carnet de ídolo

Nombre y apellido: Roberto Marcelo Telch.
Nació: 6/11/1943 en San Vicente Cba
Jugó: ..
Goles: 2. Mundiales: 1974
Títulos: 0
  

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