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domingo, 13 de julio de 2014

No es la propa de un yoghurt


                               El Sabella jugador

   (Sabella en River y la marca de Bielsa)
  A principios de los ’70 un petisito, oriundo de Barrio Norte, Capital Federal, la rompía nada más y nada menos que en las inferiores de River. Un “10” clásico que había ingresado en la sexta con 16 años, y que ya tenía rodaje desde los siete en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Había sido rechazado primero por Boca y después por Racing debido a su contextura física. Le decían “Cabezón”, o “Pachorra” por su serenidad, era Alejandro Sabella, el responsable de conducir a la Selección argentina en Brasil 2014.

“Un zurdo de gambeta corta, con buen regate, un buen enganche que no era muy rápido, ni tenía mucho gol, pero que habilitaba bien”, lo describe el periodista Walter Nelson, quien compartía picaditos con Sabella en el patio del colegio Guadalupe, en Palermo, a fines de los ’60. “Un tipo inteligente, ordenado y responsable, un técnico adentro de la cancha”, lo define a su vez Roberto Perfumo, compañero del “Mago” en River entre 1975 y 1978. “Muy buen alumno, gambeteador, representaba seguridad con la pelota”, nos cuenta Carlos Bilardo, su primer DT en Estudiantes de la Plata y en la Selección argentina.
   Néstor Rossi lo hizo debutar en la primera del “Millonario” con 19 años, el domingo 3 de marzo de 1974 en la cancha de Ferro, en un partido que finalizó 1 a 1 frente a All Boys. Sabella reemplazó al autor del gol, Jorge Ghiso. El 8 de septiembre del mismo año, en disputa del Campeonato Nacional, estrenó la titularidad de la mano de Enrique Omar Sívori, con una derrota por 1 a 0 frente a Jorge Newbery de Junín, y el 20 de abril del ’75, ya con Ángel Amadeo Labruna como DT, anotó su primer gol, el último de una goleada por 6 a 1 ante Temperley.

   La figura de Norberto Alonso, el “10” titular indiscutido, no le permitía afianzarse en el primer equipo, hasta que en 1976 el “Beto” emigró al Olympique de Marsella y Alejandro logró la continuidad que esperaba.

   Perfumo recordó detalles de aquella época junto al actual DT de la Selección: “'Vení para acá, andá para allá', me decía. Discutíamos siempre. Discutía conmigo que tenía el doble de su edad”. Y cerró: “Ya te das cuenta cuando un jugador va a ser técnico, hasta en el vestuario”.

   En River Sabella obtuvo el Metropolitano y el Nacional del ’75, y el Metropolitano del ’77. Jugó 118 partidos y anotó 11 goles. Se despidió de Núñez en 1978 cuando su pase fue adquirido por el club inglés Sheffield United a cambio de 160 mil libras.

   Militó en el fútbol inglés entre 1978 y 1981. Con Sheffield United participó en la Segunda División, donde convirtió ocho goles en 76 partidos y jugó hasta 1980, cuando el equipo descendió. El manager, Harry Haslam, decidió transferirlo a Leeds por 400 mil libras. Haslam había acordado el pase de “Pachorra” con Sunderland por 600 mil, pero éste se negó a ir, porque aquel equipo estaba en segunda y quería dar un salto de calidad en su carrera. Su etapa en “The Whites” no fue muy buena y al año siguiente regresó al fútbol argentino, al Estudiantes de Carlos Bilardo.

   En Estudiantes formó junto a Marcelo Trobbiani, Miguel Ángel Russo y José Daniel Ponce uno de los mediocampos  más recordados de la historia. Se caracterizaba, entre otras cosas, por una gran solidez, buena técnica, y gambeta. En su primera etapa en el “Pincha” Sabella logró el Campeonato Metropolitano del ’82 y el Nacional del ’83, jugó 113 partidos y anotó siete goles.

   El buen juego y efectividad de ese Estudiantes provocó la llegada de Bilardo a la conducción técnica de la Selección, y la posterior convocatoria de “Pachorra”, que se produjo el viernes 18 de marzo de 1983. Debutó frente a Chile el 12 de mayo, en un empate 2 a 2 en Santiago. Entró a los 23’ del segundo tiempo en reemplazo de Jorge Burruchaga. Fue el primer encuentro de la era Bilardo, una era que se condecoraría con un campeonato del mundo en México ‘86, pero sin Sabella entre sus filas.
 
   Luego del debut, Alejandro disputó otros siete partidos con la celeste y blanca, pero en ninguno deslumbró como para estar en la consideración del DT: un amistoso frente a Paraguay, ida y vuelta frente a Ecuador en la Copa América ’83, tres encuentros contra Brasil, dos por Copa América ’83 y un amistoso. Su último partido fue ante Uruguay, en una derrota por 1 a 0 en el Estadio Centenario de Montevideo, el 18 de julio de 1984.

     La etapa final del Sabella jugador se alterno entre varios clubes. En 1985 fue transferido por 170 mil dólares al Gremio de Porto Alegre. Sólo disputó 10 partidos sin convertir goles, pero le bastaron para obtener dos títulos regionales ante el Inter en las finales. Para 1986 volvió a Estudiantes, jugó 36 partidos y anotó en tres oportunidades. El equipo esta vez quedó duodécimo en el Campeonato de Primera División. En el ’87 pasó a Ferro Carril Oeste, donde tuvo 27 participaciones con dos tantos. Para la temporada 1988/1989 llegó al fútbol mexicano y tras 31 partidos disputados con el Irapuato dio fin a su exitosa carrera como futbolista.

   Sobrevino entonces su nuevo rol más allá de la línea de cal, primero como ayudante de campo de Daniel Passarella y luego responsable máximo en Estudiantes de La Plata y la Selección argentina.
  
   Una comparación de aquel Sabella jugador y el actual DT muestra su coherencia, la idiosincrasia con la que siempre se supo manejar:

“Es muy prudente. Adentro de la cancha aparentaba ser un tipo muy correcto, muy medido en sus expresiones, contesta lo que tiene que contestar, no le vas a sacar una palabra de más. Esto no significa que no diga las cosas, las dice, pero nunca lo vas a escuchar con un exabrupto”, lo retrató Walter Nelson.

“Como técnico me parece un reflejo de lo que es como persona, a la hora de ganar o perder mantiene el equilibrio, no se muestra eufórico en la victoria, ni dramatiza la derrota. Es un entrenador ordenado, e intenta que sus equipos sean también equilibrados y, sobre todo, que tengan las características que él tenía como jugador”, lo describió Omar Labruna, ex compañero en River y actual DT.            

                                                       Alex Sabella


 
   La llegada de “The Magician” al Sheffield se dio en el medio de un boom de compras para reforzar al fútbol inglés. Pero los dirigentes británicos, en un principio, no tenían la intención de incorporar al lírico zurdo riverplatense, ni siquiera sabían de él.

   En 1978, post Mundial, el manager de Sheffield United, Harry Haslam, decidió venir a Buenos Aires junto a otros cabecillas de distintos clubes, para ver al joven Diego Armando Maradona. Antonio Rattín, que aconsejaba a instituciones inglesas sobre jugadores argentinos, pese a la fama de la expulsión de Wembley en el Mundial del ’66, fue quien les había hablado de Maradona, pero vieron que la operación para llevárselo era muy arriesgada porque se pedía mucho más dinero del que esperaban gastar. Entonces Rattín los convenció de ir a ver un Boca – River por Mario Zanabria, pero en ese “Superclásico” les llamó la atención el “10” riverplatense, Alejandro Sabella, y los acabó de convencer el hecho de que sabía hablar inglés.

   Alex terminó siendo un ídolo para “The Blades”. “Era un extranjero, argentino, con pelo largo (medio “beatle” le decían en aquellos tiempos), y zurdo con técnica muy sudamericana. Esto provocó un impacto en un fútbol que era muy duro, más rápido, que buscaba más la efectividad que el preciosismo”, nos cuenta el periodista Ezequiel Fernández Moores, quien habló con Gary Armstrong, uno de los escritores de la historia oficial del Sheffield United.

   Esta experiencia fue de gran ayuda para su vuelta, porque llegó un Sabella crecido, muy disciplinado en términos tácticos, alguien que funcionaba siempre acorde con el equipo. Cierra Fernández Moores: “Yo lo recuerdo claramente en el Estudiantes de Bilardo, era un habilidoso en términos de equipo, no casualmente se convirtió en director técnico”.
 
fuente: meistersports.blogspot

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